“Jesús tiene 42 años y desea enamorarse, pero su relación con las mujeres ha sido muy difícil. Nunca fue capaz de dar el primer paso y cuando se ha encontrado frente a una chica, en una fiesta o un cumpleaños, su deseo de acercarse a ella se ha visto desbordado por un nerviosismo que le dejaba sin habla, por un miedo enorme a ser rechazado y por una angustia atenazadora. Han pasado los años y todo se ha ido volviendo más complicado, sus amigos tienen pareja y él no se atreve a intentarlo más. Poco a poco se ha deprimido.”
“Laura se despierta sobresaltada cuando apenas han transcurrido dos o tres horas después de conciliar el sueño. La causa es una fuerte taquicardia, unida a otros síntomas físicos como sequedad de boca, sudoración, mareos y temblores. Eso es poco comparado a otras sensaciones horribles que experimenta: cree que se está muriendo y que, como es de noche, nadie va a poder ayudarla. Ha pedido cita con el cardiólogo y que su madre venga a estar con ella, ya que ahora se siente insegura.”
Estas personas están viendo alterado su bienestar por algo en común: la ansiedad. Un problema más fuerte que ellos mismos y que no pueden dominar. Saben que algo no del todo real se ha adueñado de su vida y la está desorganizando. Al igual que ellos, muchas personas padecen ansiedad. Dos de cada cuatro consultas al psicólogo o psiquiatra son por este motivo. Además, una gran parte de pacientes que acuden al médico por dolencias físicas, en realidad padecen ansiedad ya que a menudo constituye la principal causa de esos síntomas.
Sin embargo, la ansiedad en su origen es una reacción positiva y natural que el organismo pone en funcionamiento para defenderse ante una amenaza o simplemente para afrontar una situación difícil. Gracias a ella nuestro cuerpo se prepara para la acción y sin estas dosis de energía vital no afrontaríamos los desafíos o retos que nos plantea la vida.
Pero el ser humano, por ser racional y extraordinariamente inteligente y complejo, a veces desarrolla una ansiedad desproporcionada e irreal en la que la respuesta no tiene nada que ver con el estímulo. Las personas no sólo podemos temer exageradamente a amenazas verdaderas, sino que somos capaces de inventarnos nuestros propios enemigos, y hasta podemos considerar que cualquier cosa que nos rodea, en cierto modo, es peligrosa.
La ansiedad por tanto ha dejado de ser adaptativa para muchas personas, convirtiéndose en una compañera muy molesta. La ansiedad tiene diferentes causas y consecuencias, y se puede experimentar en diferentes intensidades. Es una reacción emocional, escasamente controlable por el individuo que puede manifestarse en tres campos: el pensamiento, reacciones corporales y la conducta (cambios en el comportamiento).
Pero hoy en día la ansiedad tiene tratamiento y un buen pronóstico, con ayuda de un profesional se puede lograr volver a un estado de bienestar en el que los niveles de ansiedad vuelvan a ser adaptativos.