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El trastorno de compra compulsiva

¿Qué es el CC y en qué consiste?

El Trastorno de Compra Compulsiva (CC) se caracteriza por la presencia de preocupación, impulsos y/o comportamientos desadaptativos de compra persistente que se experimentan como irresistibles e intrusivos, que ocasiona graves consecuencias negativas al individuo y a su entorno (conflictividad familiar y de pareja, disminución del rendimiento a nivel laboral o escolar y problemas financieros).

Frecuentemente es una conducta que se realiza en solitario, comprando en cualquier establecimiento y tiene poca relación con el poder adquisitivo de la persona; esta variable únicamente establecerá́ diferencia en el tipo de producto o establecimiento de compra (Black, 2007). El curso del trastorno tiende a ser crónico, con episodios recurrentes con una frecuencia mensual.

Los episodios de compra son más frecuentes y duran más tiempo del planificado y habitualmente consisten en la adquisición de objetos que no se necesitan (Ros et al., 2012).

En cuanto a los objetos adquiridos, mientras los hombres tienden a comprar objetos instrumentales y de ocio relacionados con la independencia y la actividad, las mujeres suelen comprar más objetos asociados con la apariencia y el bienestar emocional. Las nuevas tecnologías han contribuido a exacerbar este trastorno, encontrándose cifras de CC online en torno al 16 %. Algunos autores destacan el hecho de que internet permite comprar sin ser observado, evitando la interacción social y obteniendo una gratificación rápida, elementos que facilitan el descontrol de la conducta. Las personas con CC experimentan reducción de la ansiedad y elevada excitación y otras emociones positivas durante el acto de comprar. Sin embargo, rápidamente son seguidos por sentimientos de tristeza, culpa o enfado cuando se ha adquirido el producto. Por esta razón, en muchas ocasiones los productos no son utilizados o son almacenados. Además del distrés psicológico, las consecuencias negativas de la CC incluyen conflictiva familiar y de pareja, disminución del rendimiento a nivel laboral o escolar, y problemas financieros como elevado endeudamiento y bancarrota (Black, 2010). En los casos más graves han reportado intentos autolíticos (Lejoyeux, Tassian, Solomon, & Ades, 1997).

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¿Quién lo sufre?

La edad media de inicio del trastorno se sitúa entre los 18-30 años de edad y el curso tiende a ser crónico. Presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos, sobre todo trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos por dependencia de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria y otros trastornos del control de impulsos. En la población general la prevalencia se sitúa entre un 1 % y un 11,3 % y se observa que es más frecuente en mujeres que en hombres.

No disponemos de tratamientos validados para los pacientes con CC. Sin embargo, los estudios realizados con terapia cognitivo-conductual y con Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina han demostrado ser efectivos.

Ref: Dominica Díez Marcet1,2, Ana Valdepérez Toledo , Núria Aragay Vicente , Mercè Soms Casals. CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA. REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA. Nº 117- 2016.

La actitud más adecuada de los padres frente a la educación sexual de sus hijos

Partiendo de la base de que no hay una fórmula mágica, la actitud más adecuada por parte de los padres comprende varios aspectos que veremos a continuación.

1) Es necesario estar informado, saber cuáles son las dudas típicas y los intereses de cada edad y cómo se va estructurando el pensamiento del niño a lo largo del desarrollo.

2) Es necesario estar atentos a nuestro propio hijo, que puede parecerse al resto de los niños de su edad, pero también diferenciarse de ellos. No alcanza con el conocimiento de la etapa evolutiva, también es importante la singularidad de cada niño.

3) Se debe tener en cuenta que muchas veces los niños no preguntan directamente, pero su comportamiento de curiosidad y exploración es como si fuera una pregunta, que también necesita ser respondida.

4) Antes de responder es conveniente indagar qué es lo que los niños ya saben para partir de ese punto en nuestra explicación o aclaración.

5) Las respuestas deben contemplar siempre la verdad, explicada de forma clara y sencilla. No ayuda a la comprensión de la realidad que se hable a los niños de mitos como «Los bebés vienen de París» o «Los trae la cigüeña», ni que se usen términos confusos como «Papá plantó una semilla y el niño crece como una planta» o «Mamá se tragó la semilla que crece dentro del estómago». Pueden parecernos historias tiernas o graciosas, pero confunden al niño y no lo ayudan en absoluto a entender el mundo que le rodea.

6) Los padres y cuidadores deben intentar aclarar las dudas en el momento en que surgen, estando disponibles para escuchar y responder siempre cuando el niño pregunte, o para escuchar y responder siempre cuando el niño pregunte, o para intervenir adecuadamente cuando sea necesario. En caso de tener que postergar la respuesta, se debe explicar al niño, y después cumplirlo.

7) La actitud del adulto ha de ser abierta para responder sin prejuicios, mostrando interés en los temas que se le plantean aunque parezcan difíciles de explicar o sean polémicos, ya que así se promueve la confianza y una buena comunicación.

Recuerda también:

  • No hay fórmulas para una educación perfecta pero sí pistas para hacerlo de la mejor manera posible.
  • No se deben prohibir ni tampoco fomentar los comportamientos de curiosidad y exploración del cuerpo con otros niños, simplemente aceptarlos.
  • Ante esos comportamientos de curiosidad y exploración del cuerpo entre niños, lo más adecuado es proporcionarles la información por otros medios.
  • Las explicaciones que se dan a los niños deben ser breves, claras y veraces.

«El perfecto nº2»: Trastorno de Personalidad Obsesivo

El Trastorno de Personalidad Obsesivo se enmarca dentro de los trastornos de la personalidad, es decir, se trata de un conjunto de patrones estereotipados rígidos como forma de reaccionar ante el ambiente. En términos más sencillos, podemos decir que se diagnostica un Trastorno de Personalidad cuando ciertos rasgos, que se consideran propios de la personalidad de ciertos sujetos, resultan perjudiciales para ellos mismos o para terceros.

El Trastorno de la Personalidad Obsesivo es un Trastorno de Personalidad caracterizado por un patrón general de preocupación por el orden, perfeccionismo, control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la apertura y la eficiencia.

Hay que diferenciarlo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), ya que éste se enmarca dentro de los Trastornos de Ansiedad. En el TOC, las obsesiones causan un gran malestar y sufrimiento al sujeto (son egodistónicas), mientras que en el Trastorno de Personalidad Obsesivo estas obsesiones no suponen ningún sufrimiento, es decir, son egosintónicas. El Trastorno de Personalidad tiene a su vez un origen más primario, y por tanto, más grave que el TOC, ya que se gesta desde etapas tempranas del desarrollo. Psicoanalíticamente hablando, los trastornos de la personalidad son estructuralmente pre-edípicos, luego no pueden coincidir con la neurosis (donde sí entra el TOC), ya que la neurosis está metida de lleno en el complejo edípico (es decir, en la triangulación y aceptación de un tercero en la relación: “aceptar que dos personas se relacionan entre sí sin mí”) y por ello los neuróticos sufren bastante con su trastorno. En el trastorno de personalidad no hay por tanto sufrimiento con la obsesión, no existe esa culpa que hay en el neurótico, y estas personas suelen ir a consulta porque los mandan sus familiares o gente cercana, ya que ellos se suelen encontrar bien.

Veremos ahora un conjunto de las características principales que presentan estas personas:

  • Las personas con un Trastorno de Personalidad Obsesivo son perfectos «nº 2», pero son muy rígidos y exigentes con sus subordinados, con «los que tienen por debajo». Con sus superiores son «yo niño», con los de abajo colocan ese «yo niño» a los subordinados, reproduciendo esa autoridad que además no se la pueden tocar. Esto les dificulta manejarse con el tuteo, con la paridad.
  • Presentan una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades. Pueden ser reacias a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas.
  • El afán de perfeccionismo en las personas con un Trastorno de Personalidad Obsesivo es tal, que interfiere con la finalización de las tareas (p. ej., es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiad…o estrictas). La preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, puede llegar hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.
  • Las personas con un Trastorno de Personalidad Obsesivo miden por centímetro cada palabra, cuidando excesivamente su lenguaje, ya que éste es una forma de control.
  • Tienen muchas dificultades para manejar el afecto, no saben cómo manejarlo, ya que estas personan no han recibido afecto desde niños, no han tenido esas manifestaciones afectivas, que hace que sean incapaces de expresarlo.

Este trastorno es más común entre los hombres, y es uno de los que mejor pronóstico tienen en su tratamiento dentro del conjunto de Trastornos de Personalidad.

La enfermedad de la duda: TOC

 La duda es el pensamiento típico del obsesivo. En verdad, es una exageración del pensamiento general y normal de las personas. En nuestra vida tiene cabida el azar, y por tanto la duda. Pero en el pensamiento normal ésta es operativa y nos sirve para sopesar, valorar, analizar las diferentes opciones y caminos que nos van surgiendo en la vida.

La duda en el obsesivo es paralizante. Son enfermos de la duda. Dar alternativas es lo que hace a la duda sana, sin embargo, en el obsesivo el pensamiento está pervertido y se convierte en un pensamiento circular que no se resuelve nunca.

Pensamiento Circular

El pensamiento circular está formado por cavilaciones, historias que no se resuelven, pervirtiendo la función del pensamiento normal de «preparar a la acción». El obsesivo pretende resolver los problemas con certidumbre 100%. Esto se transforma en las obsesiones, es decir, pensamientos circulares que no se resuelven nunca y producen ansiedad. El antídoto para combatir la obsesión es el rito.

Los ritos son acciones sucesivas que tienen un fin, reducir esa angustia que se produce. Pero el medio para resolver es circular también. Todos los pasos del rito se hacen minuciosamente y tampoco se resuelven nunca: al cabo del tiempo se repiten otra vez ya que se satisface sólo momentáneamente: es compulsivo.

La persona «capturada» entre el pensamiento circular y la compulsión del rito no necesita ayuda de nadie para que le diga lo absurdo de su conducta: el obsesivo es el que mejor conoce su enfermedad. Su idea es obsesiva: es patológica, el sujeto considera la idea absurda pero no puede salir de ella ni corregirla. Ningún obsesivo está plácido, las ritualizaciones no le arrancan de la realidad provocando una sensación pobre y torturante que le hace padecer un enorme sufrimiento con su obsesión.

Esta particularidad es una de las diferencias entre la Neurosis Obsesiva y los Trastornos de Personalidad Obsesiva, donde no hay tortura por las obsesiones ya que son egosintónicas.

Los temas más comunes de las obsesiones son:

  • Contaminación
  • Daño accidental no debido a contaminación o violencia física
  • Violencia física hacia sí mismo u otros por parte de uno mismo u otros
  • Conducta socialmente inaceptable
  • Sexo
  • Religión
  • Acumulación
  • Orden, simetría, exactitud
  • Muerte
  • Enfermedad o temas somáticos.

TOC

¿Soy un Obsesivo?

Fenómenos similares a las obsesiones y compulsiones son relativamente frecuentes en la población general, por ejemplo, en los pensamientos desagradables que a veces nos asaltan, en las supersticiones (tocar madera, llevar un amuleto, repetirse cierta frase), en los pensamientos utilizados para neutralizar otros pensamientos, en las conductas repetitivas de comprobación, lavado y …orden)…Muchas de las cogniciones intrusas en población general tienen que ver con los siguientes temas: salud personal, experiencias embarazosas o dolorosas, conducta sexual personalmente inaceptable, agresión y daño, amigos o familiares sufriendo un accidente o una enfermedad.

Las manifestaciones obsesivas y compulsivas en la población normal son similares en forma y contenido a las obsesiones y compulsiones observadas en población clínica; las diferencias estriban en que son menos frecuentes, intensas, duraderas, vívidas y molestas, son más manejables y fáciles de rechazar, generan menos resistencia e interfieren menos en la vida. Para poder hablar de TOC, las obsesiones o compulsiones deben causar fuerte malestar, consumir tiempo (más de una hora diaria) o interferir significativamente con la rutina normal de la persona, con su funcionamiento laboral (o académico) o con sus actividades o relaciones sociales acostumbradas.

Algunas actividades como comer, jugar, consumir sustancias o practicar sexo son etiquetadas de compulsivas cuando se llevan a cabo en exceso. Sin embargo, no son auténticas compulsiones porque la persona obtiene placer de las actividades y puede desear resistirse a las mismas sólo a causa de sus consecuencias nocivas.

Obsesión por contar

«La madre buena» en la Neurosis Obsesiva.

LLa madre buenaa familia en los pacientes neuróticos obsesivos es fundamental para poder comprenderlos. Vamos a ver cómo suele ser su estructura, centrándonos sobre todo en las madres de estos pacientes.

 

 

Las madres de los obsesivos son madres excelentes, siendo muy difícil «agredirlas», y cuando se hace se paga muy caro con la culpa. Estas mujeres generalmente son muy superyoicas, autoexigentes y normativas, empezando por ellas mismas y también por ende con sus hijos. Por ello son madres que limitan mucho, más allá de lo razonable. Son mujeres sobriamente entregadas, sólidas, no dramáticas, con mucha consistencia.

Pero, ¿dónde están los afectos?. Hay una cierta carencia afectiva en estas madres. Las propias normas y deberes ahogan los afectos, aunque quieran a sus hijos. Un niño no percibe el afecto en ellas. Son madres que por ejemplo pueden tocar poco a sus hijos, aunque sí atenderlos escrupulosamente. Se implican todo lo que pueden pero la sensación que irradian es de lejanía. Pero, una mujer tan preocupada por sus hijos y su familia es muy difícil de atacar.

Los padres que se únen a estas mujeres son más afectivos, menos normativos, cumplidores, que aceptan las reglas de la mujer. Puertas afuera llevan el orden social, y puertas adentro lo lleva la mujer. Aún así sigue existiendo una atmósfera consistente. Ambos protegen al hijo a su manera. El resultado es una familia bien trabada, con pocas fisuras, muy organizada.

Pero, ¿qué ocurre con los niños ante esta situación familiar?.

Los niños son hiperguiados o hiperprotegidos. Las normas surgen de una manera precoz. Cuando el niño descubre que hay cosas que pasan que no regula él, ya está maduro para poder acatar las normas y entender que hay normas que le trascienden. La precocidad con que las normas se introyectan, la agresividad que eso produce y la incapacidad de liberar esa agresividad a la madre, provoca unas culpas gigantescas: La absoluta represión de la agresión es patológico.

Los niños entran en el registro de lo real muy pronto, por lo que en el futuro les resultará muy complicado usar la imaginación. Con el tiempo, se convierten en enfermos del control, más allá donde el control no se puede controlar. La angustia provoca la necesidad de controlar una situación que es incontrolable, llevando al sujeto a una «formación reactiva»: en vez de asumirlo, se produce una idea de hipercontrolarlo todo. Pueden confundir «lo probable» con «lo posible» y la duda se convierte en su pensamiento típico, ya que buscan resolver los problemas con una certidumbre del 100%.