Partiendo de la base de que no hay una fórmula mágica, la actitud más adecuada por parte de los padres comprende varios aspectos que veremos a continuación.
1) Es necesario estar informado, saber cuáles son las dudas típicas y los intereses de cada edad y cómo se va estructurando el pensamiento del niño a lo largo del desarrollo.
2) Es necesario estar atentos a nuestro propio hijo, que puede parecerse al resto de los niños de su edad, pero también diferenciarse de ellos. No alcanza con el conocimiento de la etapa evolutiva, también es importante la singularidad de cada niño.
3) Se debe tener en cuenta que muchas veces los niños no preguntan directamente, pero su comportamiento de curiosidad y exploración es como si fuera una pregunta, que también necesita ser respondida.
4) Antes de responder es conveniente indagar qué es lo que los niños ya saben para partir de ese punto en nuestra explicación o aclaración.
5) Las respuestas deben contemplar siempre la verdad, explicada de forma clara y sencilla. No ayuda a la comprensión de la realidad que se hable a los niños de mitos como «Los bebés vienen de París» o «Los trae la cigüeña», ni que se usen términos confusos como «Papá plantó una semilla y el niño crece como una planta» o «Mamá se tragó la semilla que crece dentro del estómago». Pueden parecernos historias tiernas o graciosas, pero confunden al niño y no lo ayudan en absoluto a entender el mundo que le rodea.
6) Los padres y cuidadores deben intentar aclarar las dudas en el momento en que surgen, estando disponibles para escuchar y responder siempre cuando el niño pregunte, o para escuchar y responder siempre cuando el niño pregunte, o para intervenir adecuadamente cuando sea necesario. En caso de tener que postergar la respuesta, se debe explicar al niño, y después cumplirlo.
7) La actitud del adulto ha de ser abierta para responder sin prejuicios, mostrando interés en los temas que se le plantean aunque parezcan difíciles de explicar o sean polémicos, ya que así se promueve la confianza y una buena comunicación.
Recuerda también:
- No hay fórmulas para una educación perfecta pero sí pistas para hacerlo de la mejor manera posible.
- No se deben prohibir ni tampoco fomentar los comportamientos de curiosidad y exploración del cuerpo con otros niños, simplemente aceptarlos.
- Ante esos comportamientos de curiosidad y exploración del cuerpo entre niños, lo más adecuado es proporcionarles la información por otros medios.
- Las explicaciones que se dan a los niños deben ser breves, claras y veraces.