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Cine sobre el Trastorno de Personalidad Obsesivo
«Lo queda del día» («The Remains of the Day»). Dirigida por James Ivory (1993). En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los políticos y a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a Stevens ser testigo de conversaciones sobre los hechos políticos más importantes del momento. Al mismo tiempo, su rutinaria vida personal sufría un inesperado cambio con la llegada de una nueva ama de llaves, la señorita Kenton (Emma Thomson). En esta obra maestra del cine podréis una interpretación magistral de Anthony Hopkins sobre una persona con un Trastorno de PErsonalidad Obsesivo, podréis observar ejemplos de esa incapacidad para manejar los afectos, la inflexibilidad, el perfeccionismo, el lenguaje cuidado hasta el extremo, la proyección de la autoridad a los subordinados…una delicia de película que no te deja indiferente.
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«Gente Corriente» («Ordinary People»). Dirigida por Robert Redford (1980). Conrad acaba de salir del hospital después de haber intentado suicidarse a raíz de la muerte de su hermano en un accidente. Mantiene una relación muy tensa con su madre y vive atormentado por sentimientos de culpa. Aunque visita todas las semanas a un psiquiatra, no se siente a gusto hasta que conoce a una compañera del coro y empiezan a salir juntos. Extraordinaria película donde no sólo podras ver a una madre obsesiva y su relación fría y distante con su hijo, sino cómo influye un acontecimiento traumático en el seno de una familia, cómo se relacionan entre ellos entre la depresión, los sentimientos de culpa, la obsesión…
Podéis ver una escena de la película haciendo click en la imagen:
«Sólo te tengo a tí» («A la folie, pas du tout»). Dirigida por Laetitia Colombani (2002). Angélique (Audrey Tautou) es una joven enamorada perdidamente de un cardiólogo casado a punto de ser padre, pero su amor es tan intenso que está dispuesta a llegar a la locura… o a hacer cualquier locura con tal de conquistar al hombre de sus sueños. Ejemplo de una personalidad obsesiva con erotomanía.
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«El puente sobre el río Kwai» («The Bridge on the River Kwai»). Dirigida por David Lean (1957). Esté clásico del cine nos permite ver un ejemplo de personalidad obsesiva en el papel del coronel Nicholson (Sir Alec Guinness, conocido por hacer de Obi Wan Kenobi en Star Wars). Durante la Segunda Guerra Mundial un grupo de prisioneros británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las condiciones de vida de los prisioneros de guerra.
Podéis ver el tráiler de la pélícula haciendo click en la imagen:
«A propósito de Henry» (Regarding Henry). Dirigida por Mike Nichols (1991). Un brillante y rico abogado es tiroteado durante un atraco a un supermercado. Su cerebro queda dañado y, además, sufre amnesia total: no recuerda nada de su vida anterior. A partir de ese momento, tendrá que aprender a hablar, a andar, a leer…Estupenda película para ver cómo es una estructura de personalidad obsesiva bastante rígida en el papel de Henry (Harrison Ford) antes de que le suceda el desgraciado accidente.
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Cine sobre relaciones de pareja.
«LOVE ACTUALLY» («El amor, en realidad») es una comedia romántica británica de 2003, escrita y dirigida por Richard Curtis, que muestra diferentes visiones del amor a través de una variedad de historias individuales, muchas de las cuales están vinculadas con el progreso de la trama.
Es una película muy interesante para hablar de temas como el amor, la infidelidad, las triangulaciones, la sexualidad, la culpa, el deseo, etc.
Podéis ver el trailer haciendo click en la imágen.
Las Siete Reglas de Oro para vivir en Pareja
John Gottman, es un psicólogo estadounidense que se hizo famoso en los 90 por el popularmente conocido Laboratorio del Amor. El profesor emérito de Psicología en la Universidad de Washington, mide allí lo intangible desde hace dos décadas: por su Laboratorio de investigación sobre la Familia, en Seattle, han pasado cientos de parejas a las que entrevista, observa y filma. Con sus investigaciones escribió su famoso libro “Siete reglas de oro para vivir en pareja”.
De acuerdo con la teoría de John Gottman, los matrimonios y las parejas exitosas se diferencian del resto de los mortales por ser parejas emocionalmente inteligentes. Estas parejas de modo intuitivo, o aprendido, sufren airosas aún entre huracanes porque, según Gottman, mantienen fuera de sus discusiones lo que él llama Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasión.
Estas personas tienen sentido del humor, pueden mantener una discusión sin faltarse el respeto, saben apretar pausa en el momento justo para retomar la calma y pensar con lucidez, y son flexibles a la hora de negociar. Para ello, descubrió que las parejas felices aplican, sin saberlo, siete principios a los que llamó «las siete reglas de oro para vivir en pareja» que describimos a continuación:
Primera Regla, «Riñas sin Jinetes» : las parejas emocionalmente inteligentes saben apartar la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasión de sus discusiones. Aquí tenéis un ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas y como entran en juego los cuatro jinetes en una discusión:
Ella dispara «No sacaste la basura.(crítica) ¿Por qué siempre te olvidas de …todo y no te importa nada?», (en lugar de «Estoy disgustada porque no sacaste la basura, dijimos que lo haríamos por turnos»). Luego, un par de ojos en blanco o un tono escéptico bastan para pasar de la crítica a la burla, el sarcasmo u otra forma de desprecio: «¿Si te lo anoto, crees que podrás cumplir con la tarea?» Entonces, hace su entrada el tercer jinete que agrava el conflicto: «El problema no soy yo, eres tú con tus reclamos constantes, parece que no registras las veces que llego más tarde por dejar a tu mamá en su casa». Defensa y ataque aumentan la tensión emocional. Finalmente, uno de los dos, por lo general el hombre que se abruma más rápido que la mujer, opta por la evasión, deja de ofrecer señales de reconocimiento, aparta la vista y la concentra en las noticias de la televisión.
Segunda Regla, «Conoce a tu pareja”: Gottman afirma que debes construir un «Mapa del Amor» de tu pareja: Recuerda eventos importantes de su vida, con qué …prefiere condimentar la ensalada, qué música detesta o cuál es su película preferida. Conoce sus sueños, miedos y objetivos. Sin este mapa, que es dinámico, no podemos conocer a nuestra pareja, y si no la conocemos, ¿cómo podemos amarla de verdad?.
Tercera Regla, «Detalles y Gestos que suman»: Las parejas felices sienten que la persona con la que están es digna de respeto y cariño, y se lo hacen saber en los detalles cotidianos. También es muy importante la expresión del afecto, gestos, palabras actitudes, que dicen, de innumerables formas, «te quiero, eres importante, prioritaria o prioritario para mí».
Cuarta Regla, «Somos Dos»: «Deja que tu pareja te influya», dice Gottman. Esta regla tiene que ver con ir compartiendo las decisiones en pareja y compartir el poder, para ello también es esencial diferenciar entre las discusiones importantes y aquellas que son inútiles. Gottman indica que “Cuando más placer se tenga en ceder espacios, más feliz será. Un desbalance de poder es fatal”.
Quinta Regla, «Tú y Yo»: Ninguna pareja puede darse el lujo de descuidar su intimidad y privacidad. Es importante cuidar la intimidad y privacidad, y tener espacios propios en donde se cultive la relación. Lo anterior también se relaciona con ir estableciendo propia autonomía respecto a las familias de origen e ir creando en conjunto su propio sistema de valores, rutinas y espiritualidad.
Sexta Regla, «Optimismo»: No importa qué tan insalvable parezca un problema, siempre hay que hacer lo imposible para solucionarlo juntos. «Mientras quede un resquicio de afecto y de admiración, aún hay esperanza -interviene Gottman-. A veces, un buen recuerdo es suficiente para impedir que la indiferencia deje paso al desprecio y que la relación se vaya a pique definitivamente. Por supuesto, esto no se consigue de un día para otro y requiere un gran esfuerzo reparador».
Séptima Regla, «Aspiraciones Comunes»: Estar pendiente del otro. Lo importante es compartir la misma visión de la vida. Gottman descubrió que las parejas con una relación sólida se hacen frecuentemente propuestas el uno al otro.